Vapear marihuana es el acto de inhalar el vapor que se produce al calentar productos de cannabis, como la flor seca o extractos concentrados. Este método calienta la marihuana sin quemarla, liberando sus compuestos activos en forma de aerosol. Esta práctica ha ganado popularidad como alternativa a fumar por la tecnología de los dispositivos y la percepción de sus efectos.
Mecanismos y Dispositivos de Vapeo
Los dispositivos para este fin se dividen en dos categorías principales. Los vaporizadores de hierba seca están diseñados para calentar la flor de cannabis cruda en una cámara de cerámica o acero inoxidable. Estos aparatos ofrecen un control preciso de la temperatura, permitiendo al usuario personalizar la experiencia y el perfil de los compuestos que inhala.
La otra categoría son los “vape pens”, que utilizan cartuchos precargados con concentrados de cannabis, como aceites o destilados. Estos dispositivos son conocidos por su portabilidad y discreción, y funcionan con una batería que calienta una bobina para vaporizar el aceite del cartucho.
Diferencias Clave con Fumar Cannabis
La distinción fundamental entre vapear y fumar cannabis radica en el proceso de calentamiento. Fumar implica combustión, una reacción que quema el material vegetal y genera humo que contiene alquitrán y compuestos cancerígenos. En contraste, la vaporización utiliza temperaturas más bajas, generalmente entre 180 y 220 grados Celsius, para liberar los compuestos activos sin quemar la planta.
El vapor resultante está compuesto principalmente por cannabinoides y terpenos, con una cantidad significativamente menor de subproductos tóxicos. Esta falta de combustión también influye en el aroma y el sabor. El humo del cannabis quemado tiene un olor fuerte y persistente, mientras que el vapor produce un olor mucho menos intenso que se disipa con rapidez.
Como los terpenos no son destruidos por el calor extremo, el sabor del cannabis puede percibirse de manera más clara y definida al vapear. Desde una perspectiva de eficiencia, la vaporización puede extraer una mayor proporción de cannabinoides del material. La vaporización puede ser más eficaz en la entrega de THC al torrente sanguíneo, maximizando el aprovechamiento del producto.
Efectos Inmediatos y Potencia
Al igual que al fumar, los efectos de vapear cannabis se manifiestan rápidamente. Cuando el vapor es inhalado, los cannabinoides ingresan a los pulmones y son absorbidos directamente en el torrente sanguíneo. Desde allí, viajan rápidamente al cerebro, produciendo efectos psicoactivos y fisiológicos en cuestión de minutos.
Un factor determinante en la experiencia es la potencia del producto. Los concentrados de cannabis, como los aceites y ceras que se usan en los vape pens, tienen una concentración de THC mucho más elevada que la flor seca. Mientras que la marihuana en flor contiene entre un 15% y 30% de THC, los extractos para vapear pueden alcanzar concentraciones del 70% o superiores.
Esta alta concentración de THC se traduce en un efecto más potente. Para una persona sin experiencia o con baja tolerancia, una sola inhalación de un concentrado puede producir efectos psicoactivos muy fuertes, que pueden resultar abrumadores y provocar ansiedad o paranoia.
Aunque el inicio de los efectos es rápido, algunos usuarios informan que la duración total de la experiencia puede ser ligeramente más corta que la obtenida al fumar. La intensidad máxima se alcanza rápidamente y luego puede disminuir de forma más abrupta. Esta percepción puede variar entre individuos y dependiendo de la dosis.
Consideraciones de Salud y Riesgos Asociados
A pesar de evitar los subproductos de la combustión, vapear cannabis no está exento de riesgos. Un peligro documentado fue el brote de lesiones pulmonares (EVALI) en Estados Unidos, vinculado por los CDC al acetato de vitamina E. Este aditivo se usaba como espesante, principalmente en cartuchos de THC ilícitos o del mercado negro.
El uso de productos no regulados representa un riesgo considerable, pues pueden contener contaminantes perjudiciales. Estos incluyen pesticidas, solventes residuales del proceso de extracción y metales pesados como el plomo. Estos últimos pueden filtrarse desde los componentes de baja calidad del cartucho al calentarse.
Dado que el vapeo de cannabis es un fenómeno reciente, sus efectos a largo plazo sobre la salud pulmonar y general no se comprenden por completo. Aunque puede ser menos perjudicial que fumar, no es una práctica inofensiva. La exposición crónica a altas concentraciones de THC podría tener impactos desconocidos.
La naturaleza potente y conveniente de los vaporizadores suscita preocupaciones sobre la tolerancia y dependencia. La alta concentración de THC en los aceites puede llevar a un aumento rápido de la tolerancia, necesitando mayores cantidades para lograr los mismos efectos. Este patrón de consumo incrementa el riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de cannabis.